Coches eléctricos: ¿cómo funciona la conducción autónoma?

Los coches eléctricos poco a poco están tomando la delantera en España, abriéndose paso en un mercado donde la tecnología es el vencedor indiscutido. Entre las muchas innovaciones que traen estos vehículos de cero emisiones, hay una tecnología que ya está revolucionando la forma de movilizarse en muchos lugmagares: la conducción autónoma. Gracias a esta característica, empresas como Waymo, en Estados Unidos, ya llevan algunos años ofreciendo servicios de transporte autónomo (estilo Uber), con la ventaja que -al no haber conductor- los valores son reducidos, tanto para la empresa como para los pasajeros. Un servicio de transporte cómodo, seguro y eficiente. Pero, ¿cómo funciona exactamente esta tecnología en los coches eléctricos?

En Rodi, somos conscientes de lo rápido que avanza la tecnología y queremos ayudarte a entender los principios detrás de la conducción autónoma y cómo se integra perfectamente con los vehículos eléctricos. 

¿Qué es la conducción autónoma?

Comencemos por una tecnología que ya conocemos: el piloto automático. Hace décadas que ya existe esta tecnología que permite a un vehículo (aviones, barcos, vehículos industriales, etc.) operar de forma autónoma por un periodo de tiempo determinado, pero con limitaciones, lo que requiere intervención humana. La conducción autónoma, sin embargo, va un paso más allá: permite a un vehículo operar sin intervención humana, utilizando sensores, cámaras, radar, lidar (detección de luz láser) y sistemas de inteligencia artificial (IA). En los coches eléctricos, esta tecnología se ha vuelto especialmente relevante debido a que es compatible con sistemas avanzados de software y hardware. Esto convierte a los vehículos en verdaderas computadoras andantes, capaces de analizar el entorno y tomar decisiones en pro de la seguridad de los pasajeros. 

Niveles de conducción autónoma

La Sociedad de Ingenieros Automotrices (SAE), organización enfocada en la movilidad de los profesionales en la ingeniería aeroespacial, automoción, y todas las industrias comerciales especializadas en la construcción de los vehículos, define seis niveles de automatización en la conducción autónoma. Aquí te explicamos cada uno:

  • Nivel 0: Sin automatización: el conductor tiene el control total del vehículo en todo momento.
  • Nivel 1: Asistencia al conductor: sistemas como el control de crucero adaptativo o la asistencia de frenado de emergencia ayudan al conductor, pero este sigue siendo responsable.
  • Nivel 2: Automatización parcial: el vehículo puede manejar aceleración, frenado y dirección en ciertas condiciones, pero el conductor debe estar atento y listo para intervenir. Ejemplo: Tesla Autopilot.
  • Nivel 3: Automatización condicional: el coche puede conducir de forma autónoma en situaciones específicas (como autopistas), pero requiere que el conductor tome el control cuando sea necesario.
  • Nivel 4: Alta automatización: el vehículo puede operar sin intervención humana en la mayoría de las condiciones, aunque aún puede requerir supervisión en entornos complejos.
  • Nivel 5: Conducción completamente autónoma: el coche no necesita intervención humana en ningún momento. No hay volante ni pedales; el vehículo toma todas las decisiones.

Actualmente, la mayoría de los coches eléctricos modernos operan en los niveles 2 y 3, con avances rápidos hacia niveles superiores. En servicios como el de Waymo, pese a poseer autonomía nivel 4, siempre debe haber operadores supervisando los móviles en ruta y observando las cámaras interiores de los coches para garantizar la seguridad en todo momento. Incluso, incluyen altavoces para comunicarse con los pasajeros de ser necesario, por ejemplo, para solicitar que se abrochen el cinturón de seguridad. 

Cómo funciona la conducción autónoma en coches eléctricos

La conducción autónoma en coches eléctricos es una tecnología compleja, depende de varios componentes clave que trabajan en conjunto, de forma totalmente sincronizada: 

  • 1. Sensores y cámaras: los sensores detectan obstáculos, peatones, señales de tráfico y otros vehículos. Las cámaras proporcionan una visión detallada del entorno.
  • 2. Radar y lidar: el radar mide la distancia y velocidad de objetos cercanos, mientras que el lidar crea un mapa 3D del entorno mediante pulsos láser.
  • 3. Inteligencia artificial (IA): la IA procesa los datos recopilados por los sensores y toma decisiones en tiempo real, como cambiar de carril, ajustar la velocidad o detenerse ante un semáforo en rojo.
  • 4. Mapas digitales de alta precisión: los mapas precargados permiten al vehículo «entender» la carretera, incluyendo curvas, pendientes y límites de velocidad.
  • 5. Conectividad V2X (Vehicle-to-Everything): los coches eléctricos pueden comunicarse con otros vehículos, infraestructuras (semáforos, señales) y redes para mejorar la seguridad y eficiencia.

Es importante entender también que todos estos componentes deben calibrarse y ajustarse para garantizar la seguridad. Por ello, las empresas de servicios de transporte autónomo, eligen ciudades de alta planificación urbana y geografía regular, como Phoenix, Arizona, para hacer marcha blanca y calibrar adecuadamente, cargando mapas fáciles de leer e interpretar por la IA. Es por ello que, de momento, en algunas ciudades aún no es posible integrar estos servicios. 

Ventajas de la conducción autónoma en coches eléctricos

La combinación de coches eléctricos y conducción autónoma ofrece múltiples beneficios, no solo para el ciudadano promedio, sino también para industrias como la agricultura, donde ya existen complejas maquinarias capaces de operar de forma autónoma en entornos controlados, especialmente en países como China. Esto garantiza: 

  • Mayor seguridad: los sistemas autónomos reducen el riesgo de errores humanos, responsables del 90% de los accidentes de tráfico.
  • Eficiencia energética: la conducción autónoma optimiza la aceleración, frenado y velocidad, maximizando la autonomía de la batería.
  • Confort mejorado: los conductores pueden relajarse, trabajar o disfrutar del viaje mientras el coche maneja las tareas rutinarias.
  • Reducción del tráfico: los vehículos autónomos pueden comunicarse entre sí para evitar embotellamientos y mejorar el flujo de tráfico.
  • Accesibilidad: personas con discapacidades físicas o limitaciones para conducir pueden moverse con mayor independencia.

Desafíos actuales de la conducción autónoma

La industria de la electromovilidad y la conducción autónoma está en sus albores, mostrándonos apenas un ápice de lo que puede llegar a lograr. Y si bien cada año pareciera que se avanza el doble que el año anterior, aún existen desafíos por superar: 

  • Regulación y normativas: la legislación aún no está completamente desarrollada para regular la conducción autónoma en todas las regiones y seguramente tardará décadas en algunos países, debido a trabas burocráticas. 
  • Condiciones climáticas adversas: lluvia, polvo, niebla o nieve pueden afectar el rendimiento de sensores y cámaras, lo que limita también el alcance geográfico de esta tecnología y reafirma el por qué las pruebas se hacen en lugares como Arizona y California, que tienen un clima estable todo el año. 
  • Costo de implementación: al ser una tecnología pionera, los sistemas autónomos son costosos, lo que puede aumentar el precio de los vehículos. Esto irá bajando gradualmente. 
  • Confianza del usuario: muchos conductores y pasajeros aún desconfían de ceder el control total a un sistema autónomo. 

No esperes al futuro, pues ya está aquí 

Si bien aún no tenemos coches voladores, la electromovilidad y la Inteligencia Artificial definitivamente están cambiando las reglas del juego en todo el mundo. La conducción autónoma está transformando la industria automotriz, desde las universidades que forman mecánicos hasta los talleres donde se debe hacer mantenimiento a estos coches eléctricos. Con avances rápidos en inteligencia artificial, sensores y conectividad, esta tecnología promete hacer nuestras carreteras más seguras, eficientes y sostenibles. 

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